Institucional


El Instituto “Nuestra Señora del Rosario de Pompeya” fue fundado el 13 de marzo de 1963 en el local que la Asociación de Damas de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya poseía en la calle Patricias Mendocinas, a la altura del 3300, en la Cuarta Sección de la ciudad Capital de Mendoza.

Las señoras de la Asociación necesitaban una Congregación Religiosa que continuara y de algún modo, diera una estructura más firme a la obra que ellas habían comenzado. Se pensó así en fundar un colegio, para atender las necesidades educativas de los niños de la zona y con el fin primordial de constituirse en un hogar para hijas de penados de la penitenciaría de Mendoza. Por sugerencia del Obispo de Mendoza, Mons. Buteler, la Congregación  elegida para fundar el colegio fue la de “Nuestra Señora del Rosario de Buenos Aires” ya que esta Congregación, argentina de fundación, por su carisma, la identidad y el espíritu legados por su fundador José Américo Orzali, hacían prever a Mons. Buteler, una correcta elección para la misión encomendada.

Durante casi cuarenta años, las religiosas, cuidadosamente se encargaron de acompañar el crecimiento físico y espiritual de decenas de niñas que habitaban el hogar y asistían al colegio. Las familias de las mismas gozaban también de la cercanía de las hermanas que , comprometidas con el mandato del fundador: “Tened especial predilección por los pobres y las almas extraviadas”, eran acogidas en sus necesidades materiales y espirituales.

El hogar fue el motor que impulsó desde sus comienzos, la fundación del colegio.

Las puertas del colegio las abrieron quienes eran la Superiora General de la Congregación, Madre Araceli, y la Superiora de la primera comunidad de esta casa, Hna. Sara. El colegio comenzó con Jardín de Infantes y año tras año fue incorporando los distintos grados de la enseñanza primaria. Así, como consecuencia de ese crecimiento paulatino y continuo, el  16 de marzo de 1970 nació el Nivel Medio.

Como corolario de la tarea iniciada en el preludio del otoño de 1963, en 1978 se completan los cuatro niveles de enseñanza en el Instituto: nace el Profesorado para la Enseñanza Primaria,  y en 1980 egresa la primera promoción de maestras rosarinas.

Las distintas políticas con respecto a la atención y educación para con los hijos cuyos padres cumplen condena o se hallan bajo libertad condicional han provocado la modificación en la modalidad de asistencia de la institución a estos niños.

Actualmente, no son internos en el hogar, son alumnos que, al cuidado de sus tutores, asisten al colegio y reciben todo lo que necesitan para su promoción académica.

Principios rectores

Los principios rectores del Instituto surgen del ideario de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora del Rosario de Buenos Aires. inspirado en las Constituciones y Directorio del fundador de esta Congregación, Monseñor José Américo Orzali, este ideario es la traducción de nuestra esencia más profunda, de nuestra razón de ser, de nuestro modo de obrar, de nuestra manera de educar.

El fin principal de la Congregación es procurar la mayor gloria de Dios, el bien del prójimo, la santificación de las Hermanas y el testimonio pastoral en la Iglesia.

El lema es TODO POR DIOS Y POR EL PRÓJIMO, traducido en un amor de comunión y de entrega; el carisma, ir al pueblo, para atraerlo a Dios remediando sus necesidades morales y materiales, tomando como programa las palabras del apóstol Pablo: “Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos a cualquier precio”.

Como respuesta a este ideario se fomenta y se defiende en todos los niveles:

  • Una educación liberadora, personalizada y evangelizadora.
  • La dignidad del ser humano.

La Metodología de Enseñanza se basa en una visión pedagógica rosarina que se nutre de la experiencia y la reflexión educativa, desarrollada desde Mons. José A. Orzali, hasta nuestros días. Desde esta perspectiva podemos destacar algunos aspectos esenciales y particulares:

  • Teniendo en cuenta el sustento antropológico que fundamenta nuestra educación, la pedagogía apunta a desarrollar todas las dimensiones de la persona.
  • La  espiritualidad se expresa a través del amor:

*a la oración, piedad amable y sencilla, con profunda connotación eucarística y mariana, en la vivencia de los misterios del rosario.

*al trabajo, fruto de una profunda vida interior, al servicio de todos.

* a la sencillez, el espíritu de la familia y los pobres.

  • El aspecto curricular se desarrolla asumiendo como ejes transversales los fundamentos que sustentan la identidad de la escuela católica rosarina.
  • La actividad educativa ha de estar iluminada por la oración diaria y participativa.
  • El ambiente de la comunidad educativa ha de estar impregnado por un clima de alegría, sencillez y espíritu de familia en todo momento.
  • La institución educativa ha de crear espacios de reflexión familia-escuela para unificar criterios.
  • El vínculo docente-alumno ha de estar marcado por la ternura, el buen ejemplo y la firmeza.
  • La metodología ha de propiciar el análisis de la realidad social más próxima invitando al juicio crítico

La comunidad educativa se inserta en el ideario a través de las siguientes expectativas:

 

De los alumnos se espera que:

  • Asuman un compromiso cristiano siendo portadores y anunciadores de los valores evangélicos.
  • Busquen en forma permanente la verdad,
  • Desarrollen  el juicio crítico y los hábitos valorativos, las capacidades físicas, intelectuales, afectivas, estéticas y los valores éticos y espirituales.
  • Logren la adquisición y el dominio de los saberes socialmente significativos.
  • Sean partícipes de realidades y problemas de otros y responsable de sus soluciones desde una actitud de servicio cristiana.
  • Valoren la dedicación al estudio, el esfuerzo, el orden y la responsabilidad como factores primordiales para el aprendizaje.
  • Conozcan y valoren las tradiciones nacionales.

De los docentes se espera que:

Se comprometan con la misión evangelizadora y con la institución, sean coherentes en su vida profesional y personal, posean un grado óptimo de profesionalismo y valoren la necesidad de un perfeccionamiento continuo, acompañen y orienten  a sus alumnos en su crecimiento.

De la familia se espera que:

Al elegir a este colegio como agente de educación de sus hijos, asuman  el compromiso que significa  insertarse en una comunidad educativa católica  con todas sus implicancias y comprendan que la escuela es copartícipe de su misión de educar.